«Estoy bien, gracias», comentó escuetamente entre sonrisas del rey Carlos en su esperada reaparición el martes, cuando acudió junto a la reina Camila al centro de tratamiento de cáncer del hospital McMillan en Londres, donde mantuvo encuentros con médicos, pacientes y familias. Fue el segundo acto público del monarca desde su diagnóstico de un cáncer no especificado en enero, después de su presencia fugaz en la misa del Domingo de Resurrección en Windsor.
Su vista simbólica al hospital McMillan, donde fue nombrado patrón de Cancer Research UK, sirvió de preámbulo a su vuelta paulatina a la actividad pública, tras el «cauteloso optimismo» expresado por el Palacio de Buckingham. Decenas de británicos se agolparon a las puertas del centro médico y el rey se prodigó en saludos y apretones de manos.
La Casa Real quiso marcar así «el deseo expreso del monarca de destacar la importancia de un diagnóstico temprano del cáncer». Carlos III tuvo acceso a las últimas innovaciones tecnológicas para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad y mantuvo un encuentro con el profesor Charlie Swanton, director médico de Cancer Research UK.
El rey mostró un especial interés en encontrarse con pacientes como Lesley Woodbridge, diagnosticada con sarcoma y en segunda ronda quimioterapia en el hospital. Camila compartió también sus inquietudes con las familias. Durante más de 20 minutos, Carlos mantuvo conversaciones cara a cara con enfermos de cáncer que no pudieron ocultar su emoción al estrechar su mano y compartir experiencias.
El monarca de 75 años seguirá temporalmente bajo tratamiento, pero ha querido enviar una señal a los británicos por el primer aniversario de su Coronación (el 6 de mayo). John Loughrey, 69, uno de los fans reales más populares, no quiso perderse la reaparición y estuvo en primera fila a la llegada y a salida del hospital: «He estado rezando por él y por Kate, y quiero expresar también mi gratitud a Camila por su trabajo brillante durante su ausencia».
El Palacio de Buckingham no ha confirmado aún sus futuras apariciones públicas, aunque se espera que Carlos pueda volver a la actividad normal a lo largo del mes de junio, cuando está prevista la primera y destacada visita de estado del 2024: el emperador Naruhito de Japón y su esposa la emperatriz Masako.
Otro hito en el calendario es la celebración del 80 aniversario del «Día D» el 5 de junio, aunque no hay de momento información sobre sus planes para ese día. El monarca tiene sobre todo la mente puesta en el desfile Trooping the Colour del 15 de junio por su alto valor simbólico.
Según revela The Sun, Carlos ha expresado a los médicos su voluntad de aparecer ese día a lomos de su caballo Noble, como el año pasado. «Él no necesita aparecer en caballo porque su madre dejó de hacerlo a los sesenta años», detallaron fuentes de la Casa Real al tabloide. «Pero cree que quiere hacerlo si es posible y con el consentimiento de los médicos».
La decisión está aún en el aire y dependerá en última instancia del consejo médico y del tiempo previsto para ese día. El rey quiere en cualquier caso ser fiel al «mantra» heredado de su madre -«Un monarca tiene que ser visto»- y volver a la actividad pública en cuanto su salud se lo permita.
De acuerdo con The Daily Mail, Carlos III ha expresado también su deseo de asistir a las carreras de Ascot, consciente de la relevancia que daba a ese evento Isabel II. El festival hípico se celebra entre el 18 y el 22 de junio y se baraja incluso la posibilidad de un almuerzo privado del rey entre esos días con una «burbuja» selecta de invitados.
El rey planea aprovechar luego su estancia veraniega en Escocia para celebrar la apertura parcial a los visitantes del palacio de Balmoral. Carlos y Camila siguen mostrando entre tanto su preferencia por el cercano palacete de Birkhall, el favorito de la reina madre, para sus vacaciones de verano.
El verdadero reto en el horizonte será la cumbre de la Cumbre de la Mancomunidad de Naciones del 21 al 25 de octubre en Samoa, en el que sería posiblemente su primer viaje internacional -aún no confirmado- desde el diagnóstico de cáncer, que le obligó a suspender su viaje previsto a Canadá con Camila para la primera mitad del año.